Entre otras preocupaciones, la conservación y recuperación de semillas antiguas y locales está en nuestras prioridades.
Con la llegada de la industrialización agraria, cada vez es más difícil encontrar variedades locales o tradicionales en los mercados de consumo al alcance. La modificación genética de las semillas, entre otras funciones, hace que los frutos sean duraderos y perfectos ante nuestros ojos y los estándares mercantiles de tamaño y peso, pero detrás de lo que vemos encontramos hortalizas insípidas y sin olor.
Además, estas hortalizas se caracterizan por tener semillas híbridas, lo que quiere decir que no son fértiles, no reproducirán más, o de muy mala calidad, por consiguiente tendremos que volver a comprar semillas para la siguiente temporada si queremos sembrarlas.
El acceso gratuito a semillas fértiles es una cuestión de importancia vital y una de las bases para la soberanía alimentaria.
En artecongusto, apostamos por sembrar hortalizas que provienen de semillas locales y tradicionales, obtenidas tanto por una transmisión hereditaria, como a través de las distintas organizaciones que se encargan de promover este tipo de consumos e intercambios, en concreto la Red de semillas de Andalucía (www.redandaluzadesemillas.org), o más cercana, la Red Malagueña de Semillas.
Además de obtener hortalizas más sabrosas y nutritivas, conseguimos una mayor variedad de alimentos, cada uno con sus peculiaridades, formas y colores. Variedades como el tomate «Huevo de Toro», «Castellano», «Pata Negra», berenjenas blancas, calabacín blanco, etc. hacen de nuestras cestas un auténtico manjar, un festival de colores y sabores.